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DISPOSITIVOS ÓPTICOS INMERSIVOS

El trabajo de Julia Carrillo reúne por lo menos dos gestos opuestos. Mediante dispositivos de la visión y estructuras-telaraña, cuestiona leyes de la naturaleza para abordar lo que ha obsesionado a la historia de la ciencia y la del arte: las distorsiones de la percepción a las que la mirada se ve expuesta; valores de certeza e ilusión. En un segundo gesto, su obra desnuda la intimidad de las superficies mínimas y afecta la tridimensionalidad de la geometría hacia la experiencia estética. En un primer momento se podría pensar que realiza ejercicios que buscan el infinito incontenible de la refracción y la ambigüedad de la proyección; sin embargo, ¿es posible definir el límite de la luminosidad, la sombra o el movimiento? En este sentido, Carrillo se adelanta a la tradición científica de los dispositivos ópticos y la pretensión del experimento, ahora estético. Atraviesa el fenómeno visual y su vínculo –desgastado y común– de la interactividad entre cuerpo y objeto. Su investigación recupera la geometría analítica, la tensiona, la hace estallar mientras que semánticamente contrapone la nomenclatura astronómica de las constelaciones celestes —un gesto poco común para el arte contemporáneo. Algo en la poética de sus materiales permite una fractura, generando vértigo puro en un movimiento ‘inocente’ que altera y agita la realidad física y la entidad abstracta. Se concreta y al hacerlo, se dispersa.

En la presente exposición presenta tres piezas: Antennae, Sirio y Kuiper. En ellas manifiesta la manera en que la complejidad del adentro y el afuera se torna escurridiza. La forma se vuelve ‘órgano’ y la imagen –aparentemente secuencial, refractada y proyectada– abre un puente hacia cierto ‘tejido en radiación’. Por ello, mientras la mirada se empeñe en acomodar esa experiencia al interior de ‘lo conocido’, ojo y cuerpo insistirán en el estado de confusión resultado del retorno a lo fundamental, el horizonte del trazo infinito. Su obra recuerda aquella frase: para toda persona que no logra concebir la desintegración o la discontinuidad, toda experiencia se vuelve insufrible. Sólo las personas que perciben la ‘totalidad’ pueden comprender el sentido de dichas cesuras diáfanas.

 

Karla Jasso

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